Cuento sobre las emociones

EL CÍRCULO DE DOLOR
El círculo ya había empezado a rodar. Lo hizo cuando aquel importante empresario, que no estaba teniendo un buen día, propinó una tremenda bronca a uno de sus directores, quién, nada más llegar a casa, arremetió contra su esposa, acusándola de que la comida era abundantemente innecesaria. La mujer pagó su disgusto con la empleada doméstica y a gritos la instó a retirar los platos de la mesa. Al hacerlo, entre sollozos, la muchacha tropezó con el perro, dejando caer al suelo algunos platos y provocando un gran estruendo que hizo salir corriendo al animal que, en plena huída, mordió a una vecina que iba a visitar la casa. Cuando ésta fue a la farmacia, para recibir tratamiento, gritó al farmacéutico porque tanto la inyección como la factura habían resultado demasiado dolorosas. El hombre, tras este último episodio, fue a su casa y, sin contener su ira por lo sucedido en el trabajo, recriminó a su madre de mala manera porque la comida no era de su agrado.
La buena señora, llena de amor y perdón, se acercó a su hijo y acariciándole la cabeza dijo:
“Querido mío, trabajas mucho y estás muy cansado, mereces que te pasen cosas buenas. Mañana prepararé tu comida preferida. Pero hoy necesitas descansar bien, así que voy a cambiar tus sábanas por otras más limpias y perfumadas para que duermas mejor. Mañana todo tendrá otro color.”
Le dio un abrazo y lo dejó solo con sus pensamientos, unos nuevos que parecía haber surgido de la nada. Y fue en ese mismo momento cuando el círculo de dolor dejó de rodar, cuando chocó de frente con la tolerancia, la dulzura, el amor y el perdón.
MORALEJA: Y tú… ¿eres consciente de cómo te sientes? ¿Qué cosas has ofrecido hoy a quiénes te rodean? ¿Qué cosas te has ofrecido a ti mismo? Si quieres ser realmente valiente… ¡atrévete a romper la inercia del dolor y las malas formas! Trátate mejor, trata mejor.